Diecinueve años vuelan como cualquiera de sus canciones, ¡1, 2, 3, 4! Y aún se siente la ausencia de Joey Ramone, tan onda en un ejército de fanáticos que a simple vista los une el mismo uniforme: mezclilla rota, cuero y tenis. Pero que en el fondo los hermana más el sentimiento de sentirse inadaptados, traicionados por su propio cuerpo, ¡enfermos!
Joey Ramone vivió una vida que sólo pudo haber vivido en una Nueva York decadente. Impregnada de olor a goma tratando de arreglar los viejos muebles de los hogares en los que vivía. Lo oscuro de sus lentes le daba la impresión de vivir en décadas atrás donde el rock and roll marcó el soundtrack de sus días.
Como suele suceder, todos tienen a su Ramone favorito, pero Joey les dio voz a los demás. Les dio la oportunidad de ser ellos mismos. Vivía con ellos largas y pesadas giras al rededor del mundo, haciendo de cada noche una experiencia única y sin fecha de caducidad. Pero siempre sin llegar a llamarles familia.
Hoy, Jeffrey Ross Hyman cumple 19 años de haber fallecido de linfoma. Pero en las calles y bares se sigue escuchando la voz de Joey Ramone. Al igual que el primer día, cantando sus canciones, esperando la ola de emociones que el punk rock significó desde sus más cavernícolas inicios. Siempre seguido por una bola de perdedores que atesora sus discos y sus playeras del águila calva aferrándose a un bate de béisbol!
Recientemente, un gran admirador no dudó en plasmar su amor por los Ramones. Vino del auto exilio y escribió una canción donde mezcla el dolor de su pérdida con el rasposo sonido del punk rock y el acordeón. El Maic de Los Perdedores Del Norte y otrora Seguimos Perdiendo le sigue llorando a 19 años de su muerte.
Hey, Ho, let’s go!!!
Joey Ramone!!!