Celebrado el 11 y 12 de septiembre de 1971, se recuerda como el mayor concierto de rock en la historia de la cultura mexicana.
Un festival que bien podría ser catalogado como nuestro Woodstock.
En plenos años setenta, donde la revolución de la juventud y la lucha por la libertad y la individualidad tuvo su auge, se llevó a cabo el primer concierto multitudinario de este género.
Contrario a lo que muchos pensaban, este evento hundió y estigmatizó por muchos años al rock mexicano.
¡Acá te contamos toda la historia!
Planeado por la compañía «Promotora Go S.A.» y de la mano de Telesistema Mexicano, este suceso tuvo su raíz tras el movimiento llamado La Onda.
Este levantamiento tuvo su motor a partir de abstracciones como la paz, el amor, la ecología y la expresión artística.
Se contrataron 12 actos para todo el fin de semana, pero debido a la gran cantidad de asistentes (de 100 mil a 500 mil en los dos días), terminó por alargarse a 18 puestas musicales.
Es calificado como un evento sin precedentes, donde el rock demostró la presencia que tenía y elevó las mayores sensaciones de todos los espectadores.
Fue tal la fuerza que demostró tener, que la prensa se dedicó a desmeritar el género.
“El movimiento musical era muy fuerte pero Avándaro lo cortó de tajo. El festival desató una enorme censura y represión, siempre velada, hacia el rock nacional que no terminó hasta los años 80. Dejó de sonar en las radios y las discográficas le cerraron las puertas. La calidad disminuyó porque los músicos emigraron a Estados Unidos y los que se quedaron permanecieron en la semiclandestinidad”, revela el escritor Federico Rubli.
A partir de ahí, el rock se convirtió en un símbolo de la juventud, que luchaban contra la opresión del gobierno y la censura.
En 2009, la fotógrafa Graciela Iturbide, quien es autora del libro fotográfico «Yo estuve en Avándaro«, contó:
“Antes y ahora el Gobierno ha teniendo miedo de los jóvenes porque son fuertes y tienen ideales y eso hace que no le gusten sus reuniones multitudinarias. En este país no hay mucha libertad para protestar”.
Habían pasado tres años en aquel entonces de la matanza de Tlatelolco, por lo que el temor seguía latente.
Posteriormente, este fue el primer y último concierto de esta talla, pues los titulares de los rotativos se encargaron de hundir esta pronunciación.
Con encabezados como “Encueramiento, mariguaniza, degenere sexual, mugre, pelos, sangre”, la población que no asistió y el gobierno se hicieron una idea equivocada de la realidad.
«Fue muy exagerado todo lo que se dijo. No hubo ni sexo, ni drogas. Se fumaba mota (marihuana), eso sí, y alguien tendría sexo, pero no lo veías. Eso fue todo”, cuenta Iturbide.
Este festival pasaría a la postre y se inmortalizaría como uno de los más grandes que se han realizado en Latinoamérica, llegando a compararse con el mítico festival de Woodstock de Estados Unidos.
Existen muchos libros, documentales, especiales de TV y películas basadas en este hecho.
Aquí te dejamos uno para que le eches un ojo. ¿Te hubiera gustado asistir? ¡Se ve que se puso bueno!