El grupo originario de Liverpool causó sensación tras alcanzar la fama mundial; sin embargo, hubo una ocasión donde no se presentaron.
Luego de su separación en 1970, aún siguen surgiendo historias alrededor de la mítica banda.
Antes de que John Lennon, Ringo Starr, George Harrison y Paul McCartney se presentaran en los escenarios del mundo entero, hicieron 292 conciertos en un club llamado «The Cavern«, muchas veces con sesiones dobles.
La última actuación fue el 3 de agosto de 1963; sin embargo, para ese entonces ya recorrían gran parte de los países dando shows con boletos agotados y butacas llenas.
Y justo esta historia transcurre casi un año después de esa última tocada, donde supuestamente el grupo se presentó en Argentina, aunque eso nunca ocurrió.
¡Acompáñanos a conocer como pasó todo!
El 9 de febrero de 1964, y tras dos días de haber llegado a Estados Unidos, los Fab Four causaron sensación en el show de Ed Sullivan. Incluso, se considera que fue a partir de ese show que se declaró la Beatlemanía.
Todo mundo estaba pegado al televisor viendo el espectáculo. Sus canciones y estilo habían recorrido todo el mundo, convirtiéndose en un fenómeno.
En ese momento, Bob Yorey, empresario de Miami que tenía un club, vio que había una oportunidad de oro con la fiebre de los ingleses.
Existía un grupo llamado The Ardells que se presentaban algunas noches en su local. Con la llegada de McCartney y compañía al continente, Yorey los reunió y les dijo «A partir de mañana cambian de nombre. Ya mandé a hacer los carteles«.
Sin saber a ciencia cierta qué ocurría, los jóvenes obedecieron. También fue puntual en una petición antes de darles su pago: «Y no se corten el pelo hasta nuevo aviso.»
A partir de ahí, el mundo vio nacer a los «American Beetles«. La premisa de Bob fue sencilla: «Si existen los Beatles ingleses, ¿Por qué yo no puedo tener a los Beetles americanos?«.
Rodolfo Duclós, productor de espectáculos, un día pasó afuera del club y vio el cartel. Decidió entrar, pedirse un trago y disfrutar del show que se anunciaba. Una vez que los vio, no pudo apartar la mirada de la mina que tenía frente a él.
De inmediato, fue y habló con el representante del grupo y del lugar. Quería llevarlos de gira por toda América Latina. De hecho, se dice se comunicó con la España franquista para llevarlos del otro lado del mundo.
Mucho del éxito de esta agrupación se debe a la supuesta estafa que Rodolfo orquestó: Ofrecía a la banda como los originales Beatles.
En llamadas telefónicas y reuniones la diferencia del nombre no se notaba, y los que lograron percibirla, fueron rápidamente eludidos con decirles que el «American» se había añadido para que tuvieran éxito de este lado del globo.
Con esta serie de conciertos, los argentinos estaban más que emocionados, pues sabían que la llegada del grupo a su país era cuestión de tiempo. Y así lo fue.
Para mayo de 1964, el dueño de Canal 9, Alejandro Romay, había firmado una presentación de los falsos Beatles;sin embargo, no llegaron a la fecha pactada, pues todas las presentaciones en Sudamérica se habían atrasado.
Entre el incumplimiento y la probabilidad de que fuera un engaño, Romay no recibió a los American Beetles ni a Rodolfo Duclós.
Ante la negativa, el propietario de Canal 13, Goar Mestre, se apresuró a firmarlos y contar con su participación en su programación.
Luego de notar la expectativa y ruido que se había creado por su visita, el dueño de Canal 9 se dio cuenta del error que estaba cometiendo, pues fueran o no los originales, los fanáticos estarían atentos.
Rápidamente, desempolvó el contrato y habló con Duclós para decir que él los había firmado primero. Fue tanto el dimes y diretes, pleitos legales entre abogados y demás, que al final recurrió a una escena digna de película.
Al aterrizar los «American Beetles» a Argentina, Romay utilizó una guardia especial comandada por su amigo Martín Karadagian, el legendario luchador. para prácticamente secuestrar y eludir a su competencia.
Luego de escoltar y dirigir a la agrupación a un cuarto de hotel secreto, donde los recibieron con lujos y champaña, finalmente el 8 de julio de 1964 se daría el insólito hecho.
«El Festival de la Risa«, que era el programa estelar de Canal 9, anunció por fin que los American Beetles estarían en el escenario.
El conductor del programa, Alberto Berco, los presentó de tal forma que hacía entrever la pelea que ganaron ante los de Canal 13: “Nadie sabrá comprenderlos. Por eso están aquí a pesar de cualquier contrato. Son una reacción ante el materialismo. Ellos lo definen con una sola palabra: dignidad”.
Cuando por fin el telón se abrió, todo mundo coreó al unísono «¡Beatles! ¡Beatles! ¡Beatles!«. Y fue más el escándalo cuando empezó a sonar la melodía de «Twist and Shout«.
Ahí estaban, bien parados y covereando una de las canciones más populares de John, George, Paul y Ringo; aunque esta vez estaban Vic, Tom, David y Bill.
Incluso, se habló de que el evento contó con 63 puntos de rating, aunque sabida la exageración habitual de Romay, se estima fueron realmente 48.3 puntos. Una suma de cualquier forma histórica que recalca un éxito indiscutible.
Los Beetles regresaron a su cuarto secreto en medio del tumulto. Algunas chicas lograron colarse evadiendo la seguridad. Estaban viviendo el sueño de verdaderos rcokstars.
Finalmente, pese a que no eran los verdaderos cantantes y tras el pleito legal con la televisora competidora, el juez Marcial Etcheberry dictaminó en favor de Romay.
La situación escaló a tal extremo, que la discográfica que dirigía a The Beatles tuvo que comercializar a la banda en el país como «Los auténticos Beatles ingleses«.
¡Una de esas historias que son dignas de compartir!