Texto: HM Domínguez
Ema mata y revive, una y otra vez. Hace poco algunes amigues y yo nos preguntábamos cuál era la última película que vimos en una sala de cine antes de que llegara este confinamiento. Yo respondí: Ema (Pablo Larraín, 2019).
Una amiga y yo tuvimos la fortuna de verla juntos en Cineteca, justo en su última semana de funcionamiento. Cuando las salas operaron sólo al cincuenta por ciento de su capacidad y teníamos que sentarnos en filas y asientos intercalados. Fue un gran regalo para quienes tuvimos la fortuna de experimentarla, porque ante todo Ema es una gran experiencia sensitiva.
Y es que hablamos de un estrepitoso entretejido, que estalla periódicamente con un arte visual ya muy poderoso por sí mismo. Lleno de color y de texturas dinámicas (con el montaje de Sebastián Sepúlveda), que se integra a una narrativa que progresivamente nos contará una historia revolucionaria, en formatos revolucionarios.
Para ello es indispensable la danza (con trabajo coreográfico de José Luis Vidal) y la música (creada por Nicolas Jaar). En donde una depende de la otra como fórmula que da una feroz identidad a toda la película, que se soporta en el arte escénico, porque de hecho es la ocupación de los protagonistas.
La trama.
Ema (actuada brillantemente por Mariana di Girolamo) es bailarina de reggaetón y de danza contemporánea. Mientras que Gastón (interpretado por Gael García) es coreógrafo. Ambos lenguajes son muy poderosos en su ejecución y en comunión son una gran fórmula que plantea la postura estética e ideológica de una generación.
La película en su inicio nos narra que después de un conflicto familiar, la hermana de Ema es hospitalizada y tendrá que enfrentar lesiones graves. Derivado de que Polo, el hijo adoptivo de Ema y Gastón le ha quemado parte del rostro. Como reacción a la situación Ema decide dejar de ser madre de Polo y “devuelve” su custodia a la casa hogar que lo resguardaba antes de ser adoptado por la pareja. Ahí volverá a ser adoptado por una segunda familia, pero Ema decidirá recuperar a Polo a costa de lo que sea.
A partir de entonces iremos conociendo en un hilo de acciones inverosímiles. Como lo que Ema es capaz de hacer, no sólo para volver a estar con el que fue su hijo adoptivo, sino para convertirse en madre biológica. Además de estar rodeada de los seres que por razones muy distintas, le interesa mantener en su vida como piezas que desempeñan papeles muy específicos en sus objetivos.
Un guión magnífico de Alejandro Moreno, Guillermo Calderón y Pablo Larraín. Escuchamos atónitos la relación de Ema y Gastón llena de conversaciones que como esquirlas intentan lastimar profundamente los corazones uno del otro. Él, desde su perspectiva, le recuerda ejemplos de cómo ha sido una mala madre, la juzga y la culpa de ello. Ella le hace sentir que es un un “chancho estéril” mayor que ella y que no es bueno estar con él. Él trata de ejercer control a ella a través de la dirección escénica. Ella le hace saber que está mejor sexualmente con otras parejas.
Al final Ema es la voz manifiesta de un tan comúnmente pronunciado “hago lo que quiero”
Y es que aunque superficialmente podría parecer una película que expone una serie de relaciones calculadas y dañinas que terminan complaciendo o beneficiando mayormente a la protagonista, a pesar de los juicios que gente de su entorno ejerce continuamente hacia ella, se tendrá que esperar el final y entonces saber de qué trata este constructo tan único de relaciones psicosexoafectivas.
El final no se ve venir, es absolutamente impredecible y nos revelará, a través de una escena ultra paradójica, hecha de manera muy sutil en paleta de color y al mismo tiempo impactante en lo que contiene, cómo es el mundo tal cual Ema lo ha creado porque así lo quiere, ella. La dirección pone en escena magistralmente un estado psicológico, el que viven los que integran el cuadro que este personaje tan controversial ha creado por sí sola.
Al final Ema es la voz manifiesta de un tan comúnmente pronunciado “hago lo que quiero”, pero que al final no es tan fácil de convertir en real, con todas sus consecuencias, tal y como Ema lo ha hecho; jugando con todo el fuego que lanza a su rededor literalmente , con cada impulso sexual, con el enojo y placer sublimados en bailes alucinantemente energéticos con los que domina al mundo habitando la experiencia de música genial, con la seguridad intrínseca de que logrará dominar, seducir, vivir.
A través de las poderosas imágenes con el lanza llamas, Ema me sugiere el acto de quemar al mundo en comunión con aquellas amigas, familia, manada que también buscan del mundo tomarlo, sin sumisión y sin permiso, para vibrarlo y vivirlo con una gran fuerza femenina que reafirma Soy y juntas podemos ser.
BONITO SPOILER
Esperen un ágil dueto de conflicto acerca de concepciones del reggaetón . Dos magníficos discursos en formato de monólogo de exposición de posturas generacionales. En el que por un lado Gael García, a través de Gastón expresa genialmente una visión del reggaetón. Que con voz de una generación enojada con ciertas libertades “nuevas” lo plantea como una música creada para idiotizar a quienes la escuchan. Y por otro lado está Josefina Fiebelkorn, que con la voz de Perla, hablará de manera breve y contundente una conexión al reggaetón mucho más mística y placentera, la voz y el tono hedonista.
Y la escena magnífica en la que a través de distintos cortes, a manera de collage, se muestra a Ema manteniendo relaciones sexuales con cinco distintas parejas en una hermosa atmósfera azul. Parte de ese ritual primario de placer absolutamente físico. Pero con implicaciones simbólicas muy diferentes para quienes están con ella. Múltiples lenguajes íntimos entremezclados por una misma sustancia e impulso sexual y materia prima de bellas imágenes absolutamente corporales.
Yo bailé «Destino» de E$tado Unido en la Cineteca, estuvo cool. Díganme qué hacen ustedes cuando la escuchen en los créditos. Y seguro se les incendiará la piel con el clip de «Real», dónde se ven fragmentos de las secuencias de baile muy poderosas. Hechas en los paisajes urbanos de Valparaíso, también interpretada por E$tado Unido feat. Stéphanie Janaina. Es una delicia incendiaria disponible en YouTube. De una vez les aviso que no busquen el soundtrack en Spotify, porque no está ahí, ni en ningún lado. :’ (
La película se estrenó este mes en MUBI. Veanla y cuéntenme si les gustó tanto como a mí. O lo que les haya parecido.