Pocos saben que «El Rey Lagarto» estuvo en una de las zonas arqueológicas más importantes de nuestra cultura.
Siempre que hablamos de personajes icónicos en la cultura pop, no deja de sobresalir el nombre de Jim Morrison.
Sus canciones, su voz, su meteórica carrera y finalmente el trágico deceso a los 27 años hicieron que el líder de «The Doors» inmortalizara su nombre en la industria.
Pero, ¿Sabías de la vez que vino a México y visitó lugares emblemáticos como Garibaldi, el Museo de Antropología o Teotihuacán?
¡Así es! ¡Jim Morrison y el resto de la banda vinieron a nuestro país!
Fue en el año de 1969 cuando The Doors vino a la capital, luego de que fueran invitados a una presentación en la Plaza de Toros.
Pese a todo, la leyenda cuenta que finalmente el presidente en turno, Gustavo Díaz Ordaz, decidió cancelar el evento tras la tensión política que se vivía en la nación.
Y no era para menos. Cuando Jim y compañía aterrizaron en la República, no tenían ni un año los trágicos hechos ocurridos en Tlatelolco.
Posteriormente, la revolución juvenil se vio inconforme con la decisión e improvisaron un escenario en la colonia Del Valle.
Es en este punto cuando la historia se pone interesante, pues se cuenta que el hijo del presidente, Alfredo Díaz Ordaz, se dio cita en el evento y lo que pretendía ser un acto del movimiento hippie, terminó por convertirse en un acto elitista y político.
Para muchos, el acto de The Doors fue espantoso, para otros, fue el más épico.
La leyenda cuenta que Jim Morrison fue el protegido de Alfredo y lo llevó a la residencia presidencial en limusina, donde bebieron y consumieron estupefacientes toda la noche.
Entrada la mañana, Jim quería conocer los puntos culturales de mayor relevancia en nuestra ciudad, por lo que decidieron dar un tour.
El compositor quedó asombrado cuando conoció las Pirámides de Teotihuacán.
Luego de conocer su historia y la riqueza cultural que estas poseían, Morrison se dejó llevar y conectó de inmediato con México.
Dado a su personalidad mística y llena de energía, al ver la cabeza de Quetzalcóatl no dudó en tocarla en busca de respuestas.
Una vez arriba de la Pirámide del Sol y con los rayos en su rostro, Morrison dejó fluir su alma de poeta y sensibilizó con su entorno.
Aquel día, se dice que el vocalista regresó con una energía distinta y renovado.
Si bien las fotos confirman su llegada a tierras aztecas, para muchos es una leyenda todo lo que hay detrás de su visita.
Lo que es un hecho, es que todo lo que involucre a Jim Morrison es digno de conocerse.
¡Viva Lizard King!