El escritor y traductor argentino fue parte del boom latinoamericano que surgió entre 1960 y 1970.
Una de las formas de inmortalizarse al paso de los años es la expresión artística.
Ya sea a través de una pintura, una película, una escultura o un libro, entre otros, el arte ha demostrado ser una vía efectiva para dejar una pequeña huella en el mundo.
Aunque el arte es calificado como subjetivo, existen ciertas obras y autores que destacan por encima de los demás por ser algo nunca antes visto.
Uno de esos casos fue Julio Cortázar y su versátil pluma, quien escribió obras muy originales e innovadoras para la época.
Al día de hoy, a más de 37 años de su deceso, sus cuentos y libros siguen abarcando gran terreno de las librerías y es uno de los autores más buscados por los fanáticos a la lectura.
Sin embargo, algo que muy pocos saben es su fascinación por el jazz, el cual llegó a mencionar era parte esencial de su obra.
Como parte elemental a la hora de escribir, Cortázar explicaba:
“El jazz es para mí una especie de presencia continua, incluso en lo que escribo. Mi trabajo de escritor se da de una manera en la que hay una especie de ritmo, que no tiene nada que ver con las rimas y las aliteraciones; sino, una especie de latido, de swing, como dicen los hombres de jazz, que si no está en lo que yo hago, es una prueba de que no sirve y hay que tirarlo”.
Aunque muchas veces los medios de comunicación lo vincularon con muchos amoríos, hay dos que son realmente ciertos: La música y el jazz.
Incluso, para construir el personaje de Johnny en su cuento «El Perseguidor«, el sudamericano confesó que se basó en Charlie Parker, famoso jazzista estadounidense.
Sin más miramientos, te dejamos el documental que el canal ABC de Paraguay creó, donde se narra su alucinación con este género.
¡UNA PERSONALIDAD QUE SEGUIMOS DESCUBRIENDO!