El líder de las emblemáticas bandas Guillotina y Motor, manuel Suárez, se muda al formato acústico. Su primer álbum incluye seis temas inéditos y estará listo este 2020.

En algún punto de su vida, todos los roqueros se hacen la misma pregunta: ¿qué es el rock? ¿Un género con cánones inflexibles, una moda que va y vuelve, un vehículo espiritual de la inconformidad? Algunos jamás encuentran la respuesta. Algunos otros, en cambio, llegan a conclusiones como esta: «el rock es una actitud antes que cualquier otra cosa.» Luego de más de 25 años de trayectoria en el género de la distorsión, esa es la mirada de Manuel Suárez, quien fuera líder y voz de dos emblemáticas agrupaciones del rock mexicano más duro: Guillotina y Motor

Hace un par de años, Manuel montó algunos shows en formato acústico y quedó encantado con la experiencia. Sin embargo, la idea de adentrarse en esos recodos para componer llegaría más tarde. En la búsqueda de algo diferente para su carrera, la respuesta llegó una tarde:

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«Comenzó a sonar en mis audífonos «My My, Hey Hey (Out of the Blue)» de Neil Young. Me provocó una verdadera sonrisa saber que la canción que estaba escuchando de manera completamente aleatoria era la respuesta a mi pregunta. ¿Acaso hay algo más rocker que esa rola? Ni siquiera la versión eléctrica la supera.»

A partir del afortunado pasaje, Manuel Suárez comenzó a escribir apuntando a ese formato del rock al que debemos tantísimas buenas canciones. Ahora, el trabajo está listo para llegar a los oídos del público con lo que será su primer material como solista. Este primer álbum incluirá diez canciones: seis completamente nuevas, dos temas de Guillotina y uno de Motor. Además, por supuesto, de su propia versión de «My My, Hey Hey (Out of the Blue)», traducida al español y que aparecerá bajo el título de «De la nada». 

Las primeras semanas de 2020 verán la llegada de «Llorar», primer adelanto del álbum, y pronto podremos escuchar la placa completa. Producido y grabado enteramente por Manuel Suárez, este disco no decepcionará a sus seguidores y amigos de toda la vida, pues nos volvemos a encontrar con ese letrista al que le gusta desnudar por completo su pensamiento, su forma de ver y sentir el mundo. Como siempre, las canciones son ese espejo nada complaciente que, sin embargo, resulta un bálsamo lleno de actitud. 

Frente a una escena como la actual, en la que a muchos artistas les importa más la etiqueta que se les ponga, la cantidad de playlists a las que ingresen y tener colaboraciones con las estrellas en turno, se agradece la llegada de un álbum sincero y ajeno a las poses. Un álbum que suene como debe sonar el rock.