Pablo Fugitivo presenta su segundo disco, El Club de los insomnes, unos temas creados en estos últimos años, tras la publicación de su primer disco en solitario «Voy Solo» (2019)
“Ha sido una época muy intensa” explica Fugitivo, “llevé una vida bastante bohemia, donde la nocturnidad ayudó a forjar una fuerte camaradería con otros creadores y compañeros de escena”. De hecho el disco cuenta con bastantes colaboraciones de muchos de esos amigos que surgieron de esas noches interminables, como Gatoperro en la melodramática «Sé que va a doler«; o El Manin (cantautor y percusionista de El Kanka) en la alegre y campestre «Páginas en blanco«. También aparecen en su álbum muchos otros artistas de la escena malagueña como Ángela Hoodoo, Rafa Toro, Olga Díaz, Carlos Vudú o Fito Vergara.
El disco se grabó en 2021 en Málaga durante varias sesiones, en distintos lugares de la provincia y a lo largo de varias semanas, debido a las restricciones imperantes de la época pandémica. La producción es del propio Pablo Fugitivo; las mezclas corren de la mano de Paco Loco y el mastering fue realizado por Mario G. Alberni (Kadifornia Masteting). Entre los músicos que han participado en las sesiones de grabación, Fugitivo contó en las baterías con el gran Coki Giménez (Leiva, Fito & Fitipaldis, Dani Martín, etc.) y con algunos de sus músicos de cabecera, como Raúl Ranea, Ariel Ciganda, Kini Cañete, Ale Berenguer o Henrik Larsson, entre otros.
Con la salida del disco se presenta el tercer single «Quiero vivir siempre en un sábado«, toda una declaración de intenciones del songwriter malagueño.
Pablo se saca de la manga todo un hit en clave Pop con la única intención de colarse en nuestros hipotálamos y hacernos bailar mientras nos sumergirnos en su universo particular… La canción es todo un grito de auto reivindicación y en sus versos nos transporta a paisajes emocionales, engarzando recuerdos y vivencias para después declarar en el estribillo que su intención es seguir en esa senda de libertad que supone dedicarse a la música o, lo que es lo mismo, vivir siempre en un sábado… Todo ese cóctel transmite nostalgia, vitalismo y redención a partes iguales.